Cuando uno descarga la aplicación móvil de Glovo, una de las principales empresas de reparto a domicilio, advierte que el usuario puede pedirle al repartidor que le lleve a casa «lo que sea». Las limitaciones son «que no sean más pesados que una sandía grande», que su tamaño máximo sea «más o menos de las dimensiones de un acuario» y que «esté disponible en tu ciudad». ¿Estarían disponibles unos grillos vivos para alimentar a un reptil? «Sí, los hay, yo los llevé a un cliente». Quien responde con rotundidad es Jaime, 42 años, uno de los riders que trabajan para Deliveroo en Córdoba. Antes de este empleo fue jardinero durante ocho años en la UCO, después se quedó parado y «un poco a la desesperada» se metió en Glovo, la primera compañía para la que repartió. Ahora lo hace para Deliveroo, que solo lleva comida y por la que se embolsa una media de entre 6 o 7 euros por pedido. En Glovo, la media es, dice, de 2,30 euros. (Seguir leyendo en Diario Córdoba)